Dios es quien salva a los cristianos cuando se encuentran en una crisis como también es el que juzga a los enemigos.
Las maldiciones de los adversarios del pueblo de Dios son transformadas en bendición por EL. Los enemigos serán avergonzados y confundidos. Aunque se levanten personas que nos calumnian y maldicen sin razón, no temamos. El Dios vivo y verdadero guarda a Sus hijos con fidelidad. Cuanto más somos perseguidos, más grande será la bendición que nos alcanzará. Salmos 109:26-29.
Aunque Dios permaneció en silencio por mucho tiempo (versículo 24,25), el salmista nunca dejó de orar y confiar en El.
La oración del justo a veces no recibe respuesta inmediata, pero nunca es en vano. En el tiempo de Dios, El responde la oración de fe perseverante. Y esa respuesta superará toda expectativa, aun más allá de nuestra imaginación. Al final, el vencedor es aquel que ama solamente a Dios y se mantiene firme en su fe hasta el fin. Dios ha prometido la victoria a los creyentes. Y por eso, en las pruebas, podemos alabarle en todo momento con fe y paz en el corazón. Salmos 109:30-31
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